viernes, mayo 26

Gelato...

Gelato renace pero está triste. Triste como el desolador mundo este de las vallas fronterizas, de las catástrofes naturales que asolan los países más pobres o los olvidados de las naciones más ricas, de la insurgencia, de la corrupción, del terrorismo, de la hambruna, del SIDA y de la malaria, de las violaciones permanentes de los derechos humanos, de la injusticia, etc., etc., etc. Parece que caminamos hacía atrás. Cuando era pequeña el terror venía de la guerra fría, había hambruna y el Live-Aid, estaban el IRA y la ETA, dictadores crueles, pero aunque hubo cambios no cabe duda que estamos peor o será de mis ojos que están más abiertos. Esta mañana, en su columna del país, Juan José Millás disertaba sobre la sorprendente facilidad del ser humano para vivir en dos lugares incompatibles a la vez. Tiene razón: en Irak y aquí, en Guatemala y aquí, en Ciudad Juárez y aquí, en Argentina y aquí, en África y aquí, en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla y aquí, en Chechenia y aquí, en España y aqui, un poco por todo lado y aquí. Yo también soy capaz de cerrar el libro o desconectar el I-Pod y bajar del autobús a cualquier momento y eso me hace sentir tremendamente egoísta. Si, Gelato está decepcionado con él mismo. Y triste. Muy triste.


Por Rita Silva, 07/10/2005

No hay comentarios: