viernes, mayo 26

y vaya zapatos...

Has tenido una idea fe-no-me-nal David. Graaaaaaaaaaaaaaaaacies.
 
Gelato Morato de la felicitat

Re: Gelato y sus zapatos nuevos

Fantástico David. Just what Gelato was looking for!! Su propio blog (http://mrgelato.blogspot.com). Qué maravilla!! Vamos, animaros y liberar el Gelato que hay dentro de vosotros.
 
No os cortéis ni un pelo, animaros a enviar vuestros mensajes de alegria, de repulsa, de contestación, de interrogación, de rebelión, de grito del ipiranga, de pendoneo, de, de, de... anédoctas, poemas, curiosidades, sugerencias de libros, expos, música, restaurantes y baretos guays y de buena muerte, peregrinaciones diurnas/nocturnas, de toooooooodo (David puedes crear una sección de Gelato preferences o algo por el estilo).

mrgelato.xxxxxx@blogger.com

Aupa Gelato, aupa un mundo (+) feliz con (-) lágrimas
 
Agur (yo me siento como la angula, del Nooooooooooooooorte)
 
Rita
 
On 5/26/06, David (Hotmail) <davidcru@hotmail.com> wrote:
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> Gelato estaba hecho un lio. Tantos recuerdos y tantas sensaciones perdidas en los buzones ajenos...se sentia como un niño con los cordones atados entre ellos, como cuando era un bebe y se ataba y desataba los cordones durante horas en un intento de comprender la esencia del mocasín infantil. Recordó su infancia, el olor de los helados y se sintió defraudado por la vida de algunos niños que prefieren pegamento que un rico helado de fresas y nata, o yogur o cualquiera de esas cuatrocientas combinaciones que regala una heladeria.
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> Gelato se desconcentraba ahora esnifando en la red, no recordaba sus sensaciones ni sus recuerdos. De repente....
> Birli, birloque tenía un buzón de correo. Se sorpendió,  ni el no conocia su correo electrónico, hasta ahora exploraba los asuntos que hablaran de el, mensajes perdidos en una nube de electrones. El asunto era "Gelato y sus zapatos nuevos". No era su primer mensaje. Quien enviaba el mensaje le escribia a:
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mrgelato.xxxxxx@blogger.com

> Y birli, birloque aparecian en su blog:
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> http://mrgelato.blogspot.com
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> Se sorpendió, igual que la primera vez que ató con éxito sus mocasines. Internet olía a frambuesa. En los buzones ajenos empezaron a resucitar sus mensajes.
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Gelato y sus zapatos nuevos

Gelato estaba hecho un lio. Tantos recuerdos y tantas sensaciones perdidas en los buzones ajenos...se sentia como un niño con los cordones atados entre ellos, como cuando era un bebe y se ataba y desataba los cordones durante horas en un intento de comprender la esencia del mocasín infantil. Recordó su infancia, el olor de los helados y se sintió defraudado por la vida de algunos niños que prefieren pegamento que un rico helado de fresas y nata, o yogur o cualquiera de esas cuatrocientas combinaciones que regala una heladeria.
 
Gelato se desconcentraba ahora esnifando en la red, no recordaba sus sensaciones ni sus recuerdos. De repente....
Birli, birloque tenía un buzón de correo. Se sorpendió,  ni el no conocia su correo electrónico, hasta ahora exploraba los asuntos que hablaran de el, mensajes perdidos en una nube de electrones. El asunto era "Gelato y sus zapatos nuevos". No era su primer mensaje. Quien enviaba el mensaje le escribia a:
 
 
Y birli, birloque aparecian en su blog:
 
 
Se sorpendió, igual que la primera vez que ató con éxito sus mocasines. Internet olía a frambuesa. En los buzones ajenos empezaron a resucitar sus mensajes.
 
 
 

A Gelato le mueven las historias muy tristes con un final feliz...



"El problema es que a veces las drogas me paralizaban las piernas y no podía correr. El efecto era imprevisible, entonces tiraba el bolso a mis compañeros para que ellos salieran corriendo y yo me pegaba con la china. A una, la pobre, le pegué una paliza tan grande que no podía levantarse del suelo. Eran las ocho de la mañana. La gente que nos veía no hacía nada por evitarlo. A todos les dábamos miedo". Así de clara es Kaoutar con su propia historia. Lo que describe indigna a algunos, mientras que otros lo justifican. Lejos de los juicios, la suya es una historia corriente, la de una niña de la calle que sobrevive sin alguien que le ayude a crecer como persona. Quizá lo sorprendente es que haya rehecho su vida, ocurrió cuando un matrimonio le dio confianza y cariño.
KAOUTAR HAIK, PELUQUERA QUE FUE NIÑA DE LA CALLE
"En la calle encontré a la familia que nunca tuve"

Tengo 20 años. Nací en Tánger, soy la mayor de seis hermanos. Vivo en Barcelona, comparto piso con una amiga. Soy peluquera. Estoy divorciada. Creo que las mujeres, a veces, nos dejamos maltratar. Viví en la calle durante cuatro años, de los 12 a los 16 años. Creo en Dios. Virtu Morón ha publicado mi biografía, La niña de la calle, Styria

IMA SANCHÍS - 26/05/2006


- Ha sido usted una ladrona.

- Sí, una niña ladrona. La primera vez que mi madre me echó de casa tenía 9 años. Nunca fue una buena mujer.

- ¿Quizá una mujer frustrada?

- Mis padres se pegaban mucho. Y ella me pegaba a mí y me mordía en la cara y en los brazos. Conservo la cicatriz de un cuchillo que quiso clavarme en el vientre.

- ¿Adónde fue cuando la echó de casa?

- Fui y volví varias veces. En una de las últimas intentó casarme en Marruecos con un hombre de 30 años. Yo tenía 13. Le dije que no quería y me echó de nuevo.

- ¿Dónde dormía?

- Primero di con una mujer que quiso prostituirme y luego fui a casa de mi padre. Se alegró de verme, pero me dijo que no podía quedarme porque estaba a punto de casarse.

- Menudo padre.

- Era bueno, me dejaba dinerillo para que me comprara tabaco y me envió a vivir con su hermana prostituta, que me acogió con cariño, pero un día no me abrió más la puerta. Así comenzó mi peregrinaje de centro de acogida a casa okupa y viceversa.

- Descríbame el ambiente okupa.

- Había mucha ropa y trastos esparcidos por el suelo, pero a míme pareció un ambiente de hermandad bastante chulo. Las tragedias siempre unen. En la calle encontré a la gran familia que nunca tuve. Robaba en la zona de la Rambla, plaza Catalunya y calle Escudillers. Aprendí mucho.

- ¿Qué aprendió?

- Que era preferible robar a turistas, porque suelen cargar con todas sus pertenencias. Ysi eran chinos o japoneses, mejor, porque son pequeñitos y enclenques.

- ¿Cómo lo hacía?

- Robábamos en grupos de cuatro o cinco. Uno tiraba del bolso, y si la víctima ponía resistencia, otro por detrás le daba un golpe.

Nos íbamos pasando el bolso y si veíamos a la poli, pactábamos un punto de encuentro para repartirnos el botín. La documentación, ropa y carteras las tirábamos en un contenedor. Sólo nos quedábamos con el dinero, que no tiene nombre ni dueño.

- Eso pregúnteselo al que se lo ha ganado.

- Lo sé, había que tener mucho valor para hacerlo, así que empecé a drogarme. Si tenía dinero me colocaba con éxtasis, cuatro pastillas por 30 euros; si no, con disolvente.

- ¿Tranquilizantes para el día, excitantes por la noche?

- Exacto. Nos despertábamos a las siete de la tarde. Solía ir a casas de okupas marroquíes que me enseñaron la técnica kajagh para cuando la víctima se rebotaba: le coges por detrás y le aprietas la garganta con el antebrazo hasta dejarlo inconsciente.

- ¡Qué horror!

- A veces era muy espectacular, porque se quedaban con los ojos en blanco, sin conocimiento y sacando espuma por la boca.

- Era usted una salvaje.

- Estaba rabiosa porque no tenía a nadie. Ahora pienso en los pobres japoneses y me pongo a llorar. Me doy vergüenza.

- ¿Quizá por eso lo cuenta?

- Quizá. Nos reuníamos a las diez de la noche en un café internet al final de la Rambla. Allí nos tomábamos el café, las pastillas y controlábamos a los turistas y a la poli. Sí, me daba pena verme en esa situación. Ya hacía días que me rondaba la idea del suicidio.

- ¿Lo intentó?

- Me tomé un montón de pastillas y acabé en el hospital del Mar, de allí a comisaría porque era menor de edad. Me recogió el marido de mi prima y me fui a vivir con ellos. Él era traficante de visas. Un día buscó rollo conmigo y me marché.

- ¿Adónde fue esta vez?

- A Madrid, en busca de Laila, una marroquí que era una especie de heroína de la gente como yo. Tenía 18 años, tres más que yo. Robábamos por vicio, queríamos más y más.

- ¿?

- Creía que el dinero lo solucionaría todo. Estaba triste, sentía un deseo enorme de ver a mi madre, hubiera dado la vida por estar entre sus brazos. Regresé, era Navidad. Me abrió mi hermana: "Mamá no está. Vete, aquí nadie quiere verte".

- Y volvió con lo mejorcito de la ciudad.

- Sí, ladrones y traficantes de droga. Nos colocábamos continuamente: disolvente, porros, pastillas y cocaína. No me preocupaba por nada, sólo por tener dinero para mis vicios. Dormía en el metro, me acurrucaba en las salidas de aire caliente. Se estaba bien.

- ¿Sí, estaba bien?

- Sí, porque por lo menos el grupo al que pertenecía me respetaba. Pero un educador me sacó de la calle y me llevó a un centro en el que se portaron muy bien conmigo. Me llevaron a una academia de peluquería donde pronto empecé a trabajar. Era feliz.

- ¿Y?

- Volví a la calle y a las drogas tras un encuentro con mi madre. A una china le pegué tal paliza que no se podía levantar del suelo. La gente no hacía nada por evitarlo. Un día me tomé 18 tranquimazines y volví con los educadores.

- Tiene usted talante de superviviente.

- Encontré trabajo en una peluquería, los dueños son como unos padres para mí. Me enamoré de un marroquí que pronto empezó a pegarme. Le perdoné hasta que no quedó un centímetro de mi piel sin golpear. Mi madre declaró en el juicio a su favor. Ese maltratador acabó casándose con mi hermana.

- Por lo menos se lo sacó de encima.

- Los malos tratos llaman a los malos tratos. A los 20 años me casé con otro que también me levantó la mano, pero sólo una vez. Lo abandoné. Ya casi nada puede conmigo.

Gelato y el dilema del precio de la vivienda..,. bueno, de la vida en general.

Señores y Señores, con vosotros el Gran Urdaci!!

Gelato está un poco triste, perplejo.

Gelato está un poco triste, perplejo. ¡Qué paradoja! Mientras fuera se celebraba, otra vez, la victoria del Barça (¿pero cuantas tazas se han llevado? Porque esto más que una celebración de campeonato, parece una boda gitana... sin ofensa para el pueblo gitano), por la tele, puertas adentro, llegaban a Canarias 500 subsaharianos, morían 100 personas en Irak, la sequía, a la par de un crecimiento desenfrenado en China, se salda con cerca de 20 lagos que se secan al año, agarrate, además que 1/3 del H2O que se consume en China es insalubre, en España, como en todo el 1er mundo, los agricultores se ven forzados a tirar cosechas enteras según demanda del mercado mientras en África se muere la gente de hambre, de malaria, de SIDA, de lo que sea, mientras el otros mundos se desmoronan ante nuestra mirada no indiferente pero resignada, fuera la gente sigue pitando. Pitando por el deporte rey. Rico. Muy rico. Qué paradoja, ¿verdad?

Ya decía Caye "existimos porque alguien piensa en nosotros, no al revés". Será porque los demás no existen... Por cierto, y ¡qué grande es Candela Peña!

Gelato está definitivamente triste.

Por Rita Silva, 07/05/2006

Quelqu'un m'a dit que Gelato il aime aussi le cinema français.

Quelqu'un m'a dit que Gelato il aime aussi le cinema français.

Festival Grandes Nombres del Cine Francés
. De Jean Vigo a Cocteau, pasando por Bresson o Renoir, se proyectarán los mejores films franceses de la historia, precedidos de interesantes documentales relacionados. Hasta Mayo 30 (2 leuros la sesión; 15 € el bono de 10). Institut Francès, c/ Moià, 8 (93 567 77 94).

Para más info: http://www.institutfrances.org/content/view/415/530/lang,fr/

À bientôt mes amies.

Por Rita Silva, 01/05/2006

Re:The return of Gelato, el agitador de consciencias

Que vuelva Gelato me entusiasma; y que vuelva lleno de Consciencia, mucho más. Así es que si contacta y se expresa me alegra tanto que me he esforzado por comunicarme (sabiendo que andaba por aquí no podía permitirme dejarlo pasar) y me ha respondido. De hecho, sí que está reivindicativo, porque me ha enviado algo más para todos nosotros de una luchadora (también borracha y egoista), una mujer que viajó a España en plena Guerra Civil y a Rusia en plena Guerra Mundial para intentar acercar la lucha contra el facismo imperante en Europa en la época de los treinta y los cuarenta a su país natal, los EE.UU. Luego, como no, le tocó sufrir el asedio de la
Inquisición americana más repugnante. Eso sí, ya conoceis a Gelato, y a veces se manifiesta de maneras más bien sutiles y, en lugar de enviarme la parte más reivindicativa, me ha enviado un esbozo del perfil humano de esta impresionante mujer:

"Estamos en el Palace Choisel Amboise. He tenido un buen día: me siento esplédidamente cuando es otro el que conduce, pide en los sitios y me conoce lo bastante como para saber perdonar esa actitud mía que una vez un director de teatro definió como la forma de ocultar la indecisión y el despiste. El hotel y los jardines son maravillosos, el comedor alto y blanco, el salmón del Loire de la cena excelente, y me siento muy cercana al hombre que está sentado frente a mí. El paso de los años ha convertido en una agradable bruma de verano la extraña y dañada relación, a veces desgarrada y siempre vuelta a remendar, y ha conseguido que imperara la comodidad entre nosotros. Vuelvo a sentirme joven en este viaje que fue
idea suya. Estamos tomando un aguardiente de la zona en el jardín y charlando como lo hacen los viejos amigos, de todo y de nada."
Lillian Hellman "Autobiografía. Una mujer inacabada"

Pues eso, siempre es agradable recordar que algunos Luchadores expresan no sólo ideas sino también sentimientos con una más que agradable lectura, y sobre todo que, siempre nos tendremos para hablar de todo y de nada.
Buena sera,
C.

Por Conrado Aparicio, 26/04/2005

The return of Gelato, el agitador de consciencias

Amigos/as,
Qué mejor que el día de la celebración de la Revolución de los Claveles, 25 de Abril de 1974, que terminó con la dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal, para revolucionar a Gelato, tras desterrarle de su sueño de invierno. Se me ocurrió despertarle esta mañana mientras leía el reportaje EN BUSCA DE OTRA VIDA de Luis Goméz el 16 de Abril en el EPSemanal.
Quizás os pueda parecer un poco naïf pero, y parafraseando a mi querida amiga María Rosa, como Gelato creo que OTRO MUNDO ES POSIBLE y que ello no depende solamente de la buena voluntad de nuestros gobiernos pero de la aportación que podamos hacer cada uno de nosotros individualmente o en conjunto. Y para aportar, no cabe duda que hay que informarse, tomar consciencia, indignarse, comunicarse, rebelarse, interesarse por otras formas de vida y de las artes (las verdaderas, no el asalto de la vanguardia minimalista cutre y facilón de que venimos siendo espectadores pasivos en el marco de un postmodernismo agresivo y absolutamente desfasado de la realidad).
Así, os propongo que despertemos a Gelato, bajo una especie de torbellino de reflexión, adscrito a un entorno de tolerancia y respeto, diversidad y diversión, preocupación y/o indignación. De arriba la esperanza! De ideas y contra-informaciones. Y quién sabe... SO-LU-CIO-NES.

Long life to Gelato!!

Así os dejo con la primera reflexión de Gelato para esta Primavera de 2006:

Dato 1: "En el periodo comprendido entre 1989 y 2002 habrán muerto o desaparecido cerca de 10.000 personas en el intento de entrar en territorio español desde Marruecos, según un estudio elaborado por el Consorcio Euromeditarráneo para la Investigación Aplicada sobre Inmigración Internacional (CARIM) ..."

Dato 2: "...los subsaharianos apenas suman el 5% del total de inmigrantes en España..."

Reflexión 1: Cementerio a las puertas de Europa

Reflexión 2: ¿Inmigrantes de primera y de segunda?

Reflexión 3: Lo único que se nos ocurre es blindar aún más Europa. ¿Acaso no seria mejor incentivar el codesarrollo? Antes de seguir racionandoles el pescado, habría que enseñarles a pescar. Me refiero a la pesca en el sentido metafórico está claro, pues no están los mares como para que los exploremos aún más. Este es otro tema que inquieta Gelato, pero se merece una jornada de reflexión propia.

Sarává.


Por Rita Silva, 25/04/2006

Porque viaja Gelato...

...Quizá si volvemos tantas veces, si echamos tanto de menos la ciudad cuando la ausencia se hace demasiado larga, es porque aquí recobramos con más intensidad la parte de nosotros que es exclusivamente nuestra, el espacio en el que no hay nadie más, la zona inviolable de secreto que es la médula y la materia misma de la que está hecho el vínculo entre dos amantes, el Jordán en el que se sumergen para quedarse limpios de todo lo que la vida en común, las rutinas y obligaciones les han ido agregando. Un hombre y una mujer, un hombre y otro hombre, una mujer y otra mujer, necesitan replegarse de vez en cuando al paraíso que está siempre en los orígenes, al despojamiento de los primeros encuentros, cuando no eran nada más que ellos mismos, el uno frente al otro, cuando el mundo exterior quedaba rigurosamente cancelado más allá de la habitación en la que se encerraban para amarse y cuando sólo tenían en común el deseo y el asombreo del reconocimiento: ni hijos, ni padres, ni ninguna clase de parientes, ni propiedades, ni costumbres, ni sobreentendidos, ni recuerdos compartidos que fueran más allá del día cercano en el que se conocieron, ni propósitos que se alejaran demasiado hacia el provenir.
(Antonio Muñoz Molina - Ventanas de Manhattan)

Por Eva Faro, 19/10/2005

Gelato...

Gelato renace pero está triste. Triste como el desolador mundo este de las vallas fronterizas, de las catástrofes naturales que asolan los países más pobres o los olvidados de las naciones más ricas, de la insurgencia, de la corrupción, del terrorismo, de la hambruna, del SIDA y de la malaria, de las violaciones permanentes de los derechos humanos, de la injusticia, etc., etc., etc. Parece que caminamos hacía atrás. Cuando era pequeña el terror venía de la guerra fría, había hambruna y el Live-Aid, estaban el IRA y la ETA, dictadores crueles, pero aunque hubo cambios no cabe duda que estamos peor o será de mis ojos que están más abiertos. Esta mañana, en su columna del país, Juan José Millás disertaba sobre la sorprendente facilidad del ser humano para vivir en dos lugares incompatibles a la vez. Tiene razón: en Irak y aquí, en Guatemala y aquí, en Ciudad Juárez y aquí, en Argentina y aquí, en África y aquí, en las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla y aquí, en Chechenia y aquí, en España y aqui, un poco por todo lado y aquí. Yo también soy capaz de cerrar el libro o desconectar el I-Pod y bajar del autobús a cualquier momento y eso me hace sentir tremendamente egoísta. Si, Gelato está decepcionado con él mismo. Y triste. Muy triste.


Por Rita Silva, 07/10/2005